HACIA DONDE VA EL RECORRIDO
Mi vida ha sido como el recorrido en un bus, como la ruta 17, esa ruta que parece cruzar toda la ciudad. Una Ibagué que aun no conozco en su totalidad y que a pesar de haber vivido en ella algunos meses aun me parece ajena.
La ruta 17 comienza su caminar más o menos alas 5 de la mañana sin importar la lluvia, el frio y otros factores que todos los días hacen que yo dese que las noches fueran eternas o al igual que los osos también pudiéramos invernar; esto no impide que los buses de esta ciudad rueden por las calles en especial la 17 esa ruta que todos los días me lleva a la universidad. Sin embargo, mientras escucho como inicia la vida en las calles después de una noche de ensoñaciones y peleo con las sabanas para no despertar recuerdo que mi vida al igual que la ruta de un bus a tenido tropezones, paradas aceleres, huecos y un camino que aun recorro el cual se dirige a un lugar que más que un final es un nuevo comienzo.
El recorrido de mi ruta lleva más o menos 171360 horas comenzó el día en que mis padres decidieran que ya era hora de tener una niña; sin embargo, mis hermanos 6 y 5 años mayores que yo hubieran preferido en ese momento otro miembro en la pandilla un niño que al igual que ellos jugaran a los pistoleros, futbol y canicas.
Después de 9 meses recorriendo una ruta segura, un camino sin tropiezos con la misma seguridad con que la 17 empieza su recorrido aun sin pasajeros empezaron los tropiezos, los huecos las fallas en la carretera; eso fue exactamente el jueves 17 de mayo de 1990 entre los ires y venires de las enfermeras del hospital san Antonio de Pitalito y mientras todos buscaban al doctor que no aparecía; yo esperaba con paciencia al igual que la 17 cuando espera en un semáforo ; ver cómo era ese mundo que me iba a tocar vivir. Tras la práctica de una censaria que me ayudo por fin am ver la luz pero aun con el terror de dejar la seguridad de aquella soledad tan apacible y empezar a dejar entrar en mi vida nuevos pasajeros; naci.
Si naci, naci siendo una niña feliz de serlo pero igual habría sido feliz si hubiera sido un olor como el de la frescura o un color como el azul; no me abría importado ser un pueblo si tuviera la fortuna de ser Barichara o un momento como la madrugada; nacer siendo un idioma como el francés abría sido romántico y un numero como 8 divertido; seria cualquiera de estas cosas pero jamás seria una persona distinta a la que soy.
Pues si MAKTUB (estaba escrito) que naciera siendo tauro , que fuera una coleccionista de recuerdos y al igual que en algún tiempo las frases invadieron los buses yo las coleccionaría; estaba escrito que le tuviera miedo a los bichos; que amara los libros y que un día llegara a esta ciudad a estudiar comunicación social y periodismo.
Crecí rápido a pesar de ser tan pequeña al momento de mi nacimiento, mi tamaño se multiplico. Durante mis primeros años de caminar esta ruta; esos años plagados de recuerdos falsos, robados, hechos propios sin pedir permiso al escucharlos de las voces de mis familiares; esos años fueron felices: pues lo que se de boca de esas personas es que era inquieta, que tumbe aquel corral donde me recluían para sentirme libre; siempre quería jugar y aunque niña pertenecí a la pandilla jugué a los pistoleros, futbol y canicas al igual que a la profesora y con muñecas. La televisión se volvió uno de mis amigos y entre dinosaurios esa cajita mágica me mostro la posibilidad de crear mundos paralelos. Don pancho y don Juan mis primeros personajes habitantes fantásticos de casas abandonadas contrastan hoy con el imaginario de todos los personajes que suben a la 17 desconocidos entre sí; fantasmas colectivos.
Mi ruta se empezó a llenar de pasajeros, amigos de barrio se convirtieron en cómplices de la imaginación, con la construcción de un complejo de viviendas indígenas empezaron los juegos hasta una mañana muy triste cuando alguien que no entendía como unos niños podían creerse indios incinero las chozas y rompió corazones. Habiendo perdido nuestra tribu tuvimos que cambiar de ruta, deje de ser una indígena para volverme exploradora; la laguna seca se convirtió de pronto en el peri Congo, el lote de enfrente en el habitad de una tribu de caníbales y la casa a medio construir en un complejo invasor todos buscábamos ahora el lugar donde en versiones tersivergiadas de la historia, la cacica gaitana se había suicidado y estaba enterrada, historia que solo después escuche en una versión real.
Crecí tras juegos de niños y al tener que doblar en la esquina y continuar con mi ruta, la escuela primaria solo se relaciona en mi mente con dos palabras “juego” y “amigos”, reales o imaginarios pues hoy años después me asalta la incertidumbre de lo real lo real que fue Luciano mi primer mejor amigo en preescolar; tengo recuerdos tan nítidos de él pero la sola idea de que nadie más lo recuerde me hace pensar que tal vez solo lo imagine; sin embargo, real o imaginaria mi infancia en medio de la inocencia fue un manantial de felicidad.
La ruta se detuvo en una esquina doblo a la izquierda y me volví una adolecente; por razones ajenas a mi voluntad madure muy rápido dándome cuenta que la vida no es cómo quisieras que fuera todo es mucho más complejo.- me di cuenta de realidades, de lo injusta que es la vida y de la necesidad de ser libre; mi mundo de fantasías se hizo más fuerte pues las ensoñaciones y un visión más amplia de la realidad me ayudaron a convertir los sueños y las fantasías infantiles en una ideología juvenil; ver el mundo desde una perspectiva más amplia ; una visión más madura me dieron la libertad de ser yo misma de perderme en los libros y las noches bohemias y a pesar de ser una cobarde disfrazada de valiente ; empecé a tomar las riendas de mi vida y a entenderme un poco en la complejidad de ser yo.
El colegio nacional de bachillerato el lugar donde mi mama trabajaba y yo crecía convirtiéndome en una mujer, educándome entre maestros que no entendían muchas cosas de ser adolecente e intentaban enseñarnos algunas cosas que hoy son inútiles. Allí dentro de esas paredes llenas de historias de fantasmas como la de aquél niño que en las noches jugaba baloncesto bajando y subiendo las escaleras en el fondo del colegio como tal vez lo hacía cuando aun pertenecía al mundo de los vivos. Allí en ese lugar cometí mil errores termine haciendo lo que todos hacen y entendiendo que la vida es como el recorrido en un bus donde las personas entran y salen compartiendo el mismo recorrido pero no el mismo destino. Un bus donde siempre hay música, pero no siempre el mismo ritma : un bus que sin previo aviso se detiene y sin esperarlo en cualquier momento se puede estrellar… pero las risas, las locuras las escapadas, los juegos, las fiestas y las pelis me hicieron entender que todo pinchazo tiene solución y la posibilidad de reir o llorar siempre estará presente. Crecí inconforme soñadora e insegura siendo yo e intentando todos los días creer en mí.
El 4 de diciembre de 2006 después de las lagrimas de la entrega de símbolos y la quemada por el sol en Cartagena como resultado de una parada imprevista en la ruta, me gradué del colegio sin saber a ciencia que hacer con mi vida; tuvo que pasar un año para tras una indignación política por el resultado de las elecciones de alcaldes y gobernadores del 2007 en mi municipio y al ver la cara amarga de la Colombia que nadie ve, que me quedo como resultado de la convivencia con una familia de desplazados victimas de la injusticias que se cometen en este país. Decidí hacerme comunicadora social y periodista.
Hoy despues de un semestre en la universidad tras haber vivido sola durante 4 meses y haber visto la vida universitaria en su máximo esplendor me encuentro aquí escribiendo lo que ha sido mi vida, la ruta que es recorrido y y que al igual que la 17 recorre hoy esta ciudad a la que llegue con escepticismo y la que hoy estoy dispuesta a hacer mía como un día lo hice con los recuerdos. Esta estación es una parada con nuevos pasajeros; un grupo de amigos maravillosos el parchecito de pucca como algunos nos llaman despectivamente o el “punto aparte” como dicen entre risas, son amigos reales personas autenticas, gente con proyectos, todos diferentes entre sí; la nenita tropipop, una salsera, una niña amor y paz, una psicóloga que siempre nos hace reír amante del rock; un amigo del reggae, uno con alma comunista, una rapera y yo. Todos distintos pero con la conciencia libre y automonos.
Aquí no termina la ruta; pues cuando un bus llega al paradero se devuelve y sigue andando siempre hay un nuevo comienzo así sea al día siguiente; no abra final, mi ruta seguirá rodando por la calles de esta ciudad pero un día buscara nuevos caminos para jamás detenerse pues al igual que un bus la vida rueda y rueda sin parar.
La ruta 17 comienza su caminar más o menos alas 5 de la mañana sin importar la lluvia, el frio y otros factores que todos los días hacen que yo dese que las noches fueran eternas o al igual que los osos también pudiéramos invernar; esto no impide que los buses de esta ciudad rueden por las calles en especial la 17 esa ruta que todos los días me lleva a la universidad. Sin embargo, mientras escucho como inicia la vida en las calles después de una noche de ensoñaciones y peleo con las sabanas para no despertar recuerdo que mi vida al igual que la ruta de un bus a tenido tropezones, paradas aceleres, huecos y un camino que aun recorro el cual se dirige a un lugar que más que un final es un nuevo comienzo.
El recorrido de mi ruta lleva más o menos 171360 horas comenzó el día en que mis padres decidieran que ya era hora de tener una niña; sin embargo, mis hermanos 6 y 5 años mayores que yo hubieran preferido en ese momento otro miembro en la pandilla un niño que al igual que ellos jugaran a los pistoleros, futbol y canicas.
Después de 9 meses recorriendo una ruta segura, un camino sin tropiezos con la misma seguridad con que la 17 empieza su recorrido aun sin pasajeros empezaron los tropiezos, los huecos las fallas en la carretera; eso fue exactamente el jueves 17 de mayo de 1990 entre los ires y venires de las enfermeras del hospital san Antonio de Pitalito y mientras todos buscaban al doctor que no aparecía; yo esperaba con paciencia al igual que la 17 cuando espera en un semáforo ; ver cómo era ese mundo que me iba a tocar vivir. Tras la práctica de una censaria que me ayudo por fin am ver la luz pero aun con el terror de dejar la seguridad de aquella soledad tan apacible y empezar a dejar entrar en mi vida nuevos pasajeros; naci.
Si naci, naci siendo una niña feliz de serlo pero igual habría sido feliz si hubiera sido un olor como el de la frescura o un color como el azul; no me abría importado ser un pueblo si tuviera la fortuna de ser Barichara o un momento como la madrugada; nacer siendo un idioma como el francés abría sido romántico y un numero como 8 divertido; seria cualquiera de estas cosas pero jamás seria una persona distinta a la que soy.
Pues si MAKTUB (estaba escrito) que naciera siendo tauro , que fuera una coleccionista de recuerdos y al igual que en algún tiempo las frases invadieron los buses yo las coleccionaría; estaba escrito que le tuviera miedo a los bichos; que amara los libros y que un día llegara a esta ciudad a estudiar comunicación social y periodismo.
Crecí rápido a pesar de ser tan pequeña al momento de mi nacimiento, mi tamaño se multiplico. Durante mis primeros años de caminar esta ruta; esos años plagados de recuerdos falsos, robados, hechos propios sin pedir permiso al escucharlos de las voces de mis familiares; esos años fueron felices: pues lo que se de boca de esas personas es que era inquieta, que tumbe aquel corral donde me recluían para sentirme libre; siempre quería jugar y aunque niña pertenecí a la pandilla jugué a los pistoleros, futbol y canicas al igual que a la profesora y con muñecas. La televisión se volvió uno de mis amigos y entre dinosaurios esa cajita mágica me mostro la posibilidad de crear mundos paralelos. Don pancho y don Juan mis primeros personajes habitantes fantásticos de casas abandonadas contrastan hoy con el imaginario de todos los personajes que suben a la 17 desconocidos entre sí; fantasmas colectivos.
Mi ruta se empezó a llenar de pasajeros, amigos de barrio se convirtieron en cómplices de la imaginación, con la construcción de un complejo de viviendas indígenas empezaron los juegos hasta una mañana muy triste cuando alguien que no entendía como unos niños podían creerse indios incinero las chozas y rompió corazones. Habiendo perdido nuestra tribu tuvimos que cambiar de ruta, deje de ser una indígena para volverme exploradora; la laguna seca se convirtió de pronto en el peri Congo, el lote de enfrente en el habitad de una tribu de caníbales y la casa a medio construir en un complejo invasor todos buscábamos ahora el lugar donde en versiones tersivergiadas de la historia, la cacica gaitana se había suicidado y estaba enterrada, historia que solo después escuche en una versión real.
Crecí tras juegos de niños y al tener que doblar en la esquina y continuar con mi ruta, la escuela primaria solo se relaciona en mi mente con dos palabras “juego” y “amigos”, reales o imaginarios pues hoy años después me asalta la incertidumbre de lo real lo real que fue Luciano mi primer mejor amigo en preescolar; tengo recuerdos tan nítidos de él pero la sola idea de que nadie más lo recuerde me hace pensar que tal vez solo lo imagine; sin embargo, real o imaginaria mi infancia en medio de la inocencia fue un manantial de felicidad.
La ruta se detuvo en una esquina doblo a la izquierda y me volví una adolecente; por razones ajenas a mi voluntad madure muy rápido dándome cuenta que la vida no es cómo quisieras que fuera todo es mucho más complejo.- me di cuenta de realidades, de lo injusta que es la vida y de la necesidad de ser libre; mi mundo de fantasías se hizo más fuerte pues las ensoñaciones y un visión más amplia de la realidad me ayudaron a convertir los sueños y las fantasías infantiles en una ideología juvenil; ver el mundo desde una perspectiva más amplia ; una visión más madura me dieron la libertad de ser yo misma de perderme en los libros y las noches bohemias y a pesar de ser una cobarde disfrazada de valiente ; empecé a tomar las riendas de mi vida y a entenderme un poco en la complejidad de ser yo.
El colegio nacional de bachillerato el lugar donde mi mama trabajaba y yo crecía convirtiéndome en una mujer, educándome entre maestros que no entendían muchas cosas de ser adolecente e intentaban enseñarnos algunas cosas que hoy son inútiles. Allí dentro de esas paredes llenas de historias de fantasmas como la de aquél niño que en las noches jugaba baloncesto bajando y subiendo las escaleras en el fondo del colegio como tal vez lo hacía cuando aun pertenecía al mundo de los vivos. Allí en ese lugar cometí mil errores termine haciendo lo que todos hacen y entendiendo que la vida es como el recorrido en un bus donde las personas entran y salen compartiendo el mismo recorrido pero no el mismo destino. Un bus donde siempre hay música, pero no siempre el mismo ritma : un bus que sin previo aviso se detiene y sin esperarlo en cualquier momento se puede estrellar… pero las risas, las locuras las escapadas, los juegos, las fiestas y las pelis me hicieron entender que todo pinchazo tiene solución y la posibilidad de reir o llorar siempre estará presente. Crecí inconforme soñadora e insegura siendo yo e intentando todos los días creer en mí.
El 4 de diciembre de 2006 después de las lagrimas de la entrega de símbolos y la quemada por el sol en Cartagena como resultado de una parada imprevista en la ruta, me gradué del colegio sin saber a ciencia que hacer con mi vida; tuvo que pasar un año para tras una indignación política por el resultado de las elecciones de alcaldes y gobernadores del 2007 en mi municipio y al ver la cara amarga de la Colombia que nadie ve, que me quedo como resultado de la convivencia con una familia de desplazados victimas de la injusticias que se cometen en este país. Decidí hacerme comunicadora social y periodista.
Hoy despues de un semestre en la universidad tras haber vivido sola durante 4 meses y haber visto la vida universitaria en su máximo esplendor me encuentro aquí escribiendo lo que ha sido mi vida, la ruta que es recorrido y y que al igual que la 17 recorre hoy esta ciudad a la que llegue con escepticismo y la que hoy estoy dispuesta a hacer mía como un día lo hice con los recuerdos. Esta estación es una parada con nuevos pasajeros; un grupo de amigos maravillosos el parchecito de pucca como algunos nos llaman despectivamente o el “punto aparte” como dicen entre risas, son amigos reales personas autenticas, gente con proyectos, todos diferentes entre sí; la nenita tropipop, una salsera, una niña amor y paz, una psicóloga que siempre nos hace reír amante del rock; un amigo del reggae, uno con alma comunista, una rapera y yo. Todos distintos pero con la conciencia libre y automonos.
Aquí no termina la ruta; pues cuando un bus llega al paradero se devuelve y sigue andando siempre hay un nuevo comienzo así sea al día siguiente; no abra final, mi ruta seguirá rodando por la calles de esta ciudad pero un día buscara nuevos caminos para jamás detenerse pues al igual que un bus la vida rueda y rueda sin parar.
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