La noche avanza entre floja y tensa, los recuerdos del pasado y las ensoñaciones del futuro se apoderan poco a poco de las horas; mientras la lluvia; maldita lluvia, me hace temblar y la humedad se apodera lentamente de todo mi ser, las gotas se deslizan por los cristales empañados al igual que los recuerdos empañan mi mente. Llueve, al igual que el día en que todo empezó.
Transcurría la mañana del sábado ocho de mayo hace ya 100 años; un trió en sol menor de clara Schumann anuncio mi nacimiento como hoy Chopin anuncia mi final. Era un día de lluvia, intenso un invierno perpetuo en Londres ; yo ya estaba concluido, pues al amanecer de ese día había sido tocado por primera vez y todo estaba bien ; sin embargo aun no le iba a pertenecer a nadie, antes estaba destinado a viajar y por eso en un enorme barco cruce el atlántico dejando atrás mi lugar de nacimiento los recuerdos de la única persona que me toco y esperando llegar a un lugar más cálido, distinto al lugar de donde venia; pues, lo poco que sentí en ese lugar fue el miedo a ser corroído por la humedad y terminar destruido bajo la lluvia.
El viaje fue incomodo, silencioso, sin música sin nada ; solo en el final cuando estábamos a punto de llegar a nuestro destino la emoción se apodero de mi y la esperanza de encontrar un nuevo hogar hizo recorrer por todo mi cuerpo el pequeño recuerdo que me quedaba de las Variaciones Goldberg al tocar puerto me sentí feliz; un instante que pareció eterno pero suficiente para sentir la briza cálida, la tranquilidad paciente y ver las puertas abiertas a un nuevo comienzo.
Me llevaron sobre una carreta hasta el lugar donde debía permanecer hasta tener un dueño; esperaba pacientemente en la vitrina del almacén como lo hacían todos; el color canela de mi cuerpo mis dientes blancos y negros; las curvas prominentes de mis piernas, los bellos acabados en mis bordes, parecieron atraer la atención del visitante un hombre muy alto distinguido al parecer; estaba en compañía de una mujer muy hermosa que por capricho más que por gusto me quería a mí. La negociación fue corta el dinero poco para mi gusto y el viaje aterrador. Suficiente había tenido con los meses en el barco para que ahora tuviera que viajar horas y horas, corriendo el riesgo de caer por carreteras falsas, caminos de herradura; arrastrado por mulas por un paisaje aterradoramente hermoso; pues si, a pesar de lo incomodo del viaje no puedo negar que lo que vi fue fantástico, verde por todos lados, aire puro como en una tarde de domingo acompañados por Franz Schubert donde todo es sonrisa , alegría y esperanza; donde todo va bien hasta que se conoce el destino hasta que yo lo conocí. La esperanza de llegar a un lugar cálido me mantuvo en pie durante los meses interminables de este caminar; sin embargo, saber que había concluido el viaje y una nevera insipiente era mi destino me lleno de tristeza me sentí en completo abandono y al igual que hoy pensé en cortarme las cuerdas, en zafarme los martillos, en romper los pedales en morir de dolor.
Sin embargo, mis intentos de suicidio fueron en vano ni siquiera funcionaron cuando tras no caber por la puerta me metieron por el balcón y yo hubiera querido caer y terminar de una vez la agonía de morir destruido por la humedad. Ganas de vivir no tenia; a pesar de estar nuevo, de tener una vida por delante, de no tener nada que perder; ya no quería nada no esperaba nada; me ubicaron en el salón de música de la escuela de artes Maestro Roberto Saviano los primeros días fueron aburridos, monótonos, casi iguales. tristes como Chopin.
Pasaron un par de semanas antes de que alguien se me acercara, tal vez me tenían miedo tal vez les parecía feo o muy grande en especial para los niños cuyas manos no alcanzaban ni una octava. pero fue una mañana de domingo después de misa cuando una jovencita de uno 12 años se me acerco deslizo lentamente sus dedos sobre mi; se sentó enfrente hiso un leve movimiento en el aire con los dedos y se entrego a las diversiones de Beethoven, el concierto para mí en do mayor: ese fue el comienzo el éxtasis los niños corrían por todos lados, los perros de vecino cruzaron la cerca, todo estaba en movimiento pronto alguien tomo un violín y todos corrían por el jardín las cosas parecían tomar color y por un momento aquella ciudad húmeda y fría pareció un cálido paraíso donde todo era posible; donde quizás las cosas no fueran tan malas y tal vez en esos dedos juveniles había encontrado un poco de paz, alegría un poco de amor.
Los dedos de ella se deslizaban a intervalos tocándome todo; lentamente como el roció se desliza por los pétalos de una flor; ella, toda completa se entregaba a los deleites de una pasión desbordada mientras yo sin oponerme alcanzaba el cielo en una explosión de notas musicales; me enamore de sus dedos frágiles, de sus ojos cerrados que se dejaban llevar por la música mientras se entregaba a los sueños y los escalofríos la invadían toda.
Nos acabábamos de conocer; sin embargo, poco a poco nos acostumbramos el uno al otro ella se llamaba Carmen su padre le había enseñado a tocar desde los cuatro años luego de que su hermano mayor demostrara no tener talento para mi ; sin embargo, la pequeña Carmen una mañana demostró su habilidad cuando la descubrieron tocando uno de los míos sin que nadie le hubiera enseñado; de esta manera el padre gasto toda su energía en la niña hasta enviarla a una de las más prestigiosas escuelas de música del país y ahí me conoció ahí la conocí.
Pronto no podíamos vivir el uno sin el otro yo esperaba en vela noches enteras la mañana en que ella iría a tocarme; pues sentir su respiración, escuchar su voz cantando algunas canciones al vaivén de mi música me hacia feliz y mi vida se reducía a ella; pasaron los años entre Mozart cuando se movían los muebles;, Schumann en la fiesta de las mascaras , Bach cuando los niños jugaban a las escondidas; Beethoven cuando ella sentía nostalgia por la distancia de su familia ; skriabin en las tardes de fantasmas y Chopin para esos días de lluvia interminables donde las Lagrimas se salen por los recuerdos y los sollozos por los olvidos.
Pasaron casi diez años de mi amor por ella; ella en realidad había permanecido en la escuela mas por gusto que por necesidad, pues debido a su talento solo le bastaron un par de años para que ese lugar le quedara corto; sin embargo, se quedo a enseñar a los otros niños lo que ella sabia; pero un día alguien me la robo, fue una tarde de viernes cuando juntos dimos un recital en el auditorio de las escuela un hombre de barba se le acerco luego del concierto y le dijo que estaba interesado en su talento le ofreció esta vida y la otra y ella estuvo dispuesta a correr los riesgos de dejar un lugar seguro y aventurarse a los caprichosos caminos del espectáculo. Y se fue
El día en que ella terminaba sus clases trajeron uno igual a mí. Yo creí que ahí terminaban mis días que ya estaba viejo aunque solo tuviera 10 años. Que era inservible más aun ahora que ella se iba, pero fue una falsa alarma, la verdad el nuevo invitado solo había sido traído para tocar una sonata a dos de nosotros como despedida a Carmen; más bien para que Carmen se despidiera junto con uno de los maestros de todos los de la escuela. Fue una noche mágica, intensa, maravillosa, una que nunca olvidare; una noche en la que se consumó nuestro amor y se juro eternidad.
Así es; se fue y la tristeza me invadió como ahora. ni siquiera la muerte era una solución pues ni en el mas allá la encontraría; pronto me descompuse y fui aparar al rincón de las cosas olvidadas, a ese cuarto que antecede a la muerte, que antecede al basurero; pasaron muchos años de olvido y como el olvido también es muerte yo estaba muerto en vida .de esta manera el otro de los míos se quedo no se qué sentiría si también se había enamorado alguna vez no me importaba no quería amigos la quería a ella.
Pasaron muchos años demasiados y un día me di cuenta que me iban a llevar a algún lado me descubrieron, me limpiaron un poco y yo pensé- si me van a votar para que me limpian- no es un gasto innecesario de energía- no sería mejor picarme y usarme para calentar el horno. Pensé muchas cosas pero para mi sorpresa no era mi fin era más bien un nuevo comienzo. me montaron en una cosa con ruedas que parecía moverse sola me llevaron a un lugar lleno de luces y sillas y luego de que uno de los mismos que me toco la primera vez me revisara y diera su dictamen médico; solo estaba desafinado. Empecé a trabajar sin paga un hombre de dedos toscos me tocaba mientras una cantante y bailarina entonaba canciones de moda y se recostaba sobre mi cola haciendo gestos provocadores. así fueron mis años siguientes no estaba con ella pero por lo menos vivía a veces los borrachos se tropezaban con migo regaban bebidas sobre mi se besaban en interminables noches de amor furtivo y yo soportaba y guardaba los secretos de estos amantes .
Pasaron los años y las cosas empezaron a cambiar, ya no había espectáculos con la bailaría ahora yo ocupaba una esquina y un hombre virtuoso me tocaba para alegrar las noches bohemias de jóvenes soñadores, ya no era un cabaret ahora era un café de literatos, de soñadores que entre mis notas debatían crisis existenciales, problemas políticos y libros recién publicados, eran los 70 y las cosas habían cambiado mucho los años encerrado en el cuarto de san alejo y los años trabajando en el cabaret ahora café habían pasado sin avisar y el mundo que conocí ya no era el miso tal vez ella ya este muerta. ya habían pasado 50 años desde aquel día en que la vi por última vez en que me toco y sentí el calor de sus dedos sobre mi ya ha pasado mucho desde que me sentí vivo.
Todo paso un 14 de septiembre de 1967, una noche como tantas yo era tocado por los virtuosos dedos de ese hombre; sin embargo, no era igual a la dulzura de los de ella, transcurría la noche con la monotonía que dan los años de siempre hacer lo mismo , cuando casi dormido con la mente distraída sentí el desliz de algo conocido, observe aquellas manos ajadas y arrugadas y sentí nostalgia una tristeza me invadió reconociendo aquella forma de tocar tan maravillosa; era ella los años ya le pesaban y casi era torpe al tocar pero ella era inconfundible me había encontrado o yo a ella, no lo sé; el caso es que desde entonces iba a tocarme frecuentemente o simplemente a ver como otro me tocaba fueron así pasando muchas noches en medio de la felicidad de tenerla cerca, así fuera unos minutos, un momento; solo era tenerla cerca.
El tiempo paso y poco a poco siguió viniendo menos, yo lo entendía estaba vieja ya no caminaba ni se animaba a tocarme, solo pedía que la llevaran allí a verme a escucharme así fuera un minuto en la mañana o de pasada en la tarde; pues en la noche los dolores en las piernas ya inservibles no la dejaban.
Pero un día no volvió, nunca más volvió; ya han pasado 12 años 3 meses 7 días y 11 horas desde que supe que murió a sus 100, los mismos que tengo yo por eso se que no viviré mas que no tendré que cortarme las cuerdas ni partir los martillos que al igual que ella moriré mañana al amanecer cuando cumpla 100 años de emprender este viaje; que al igual que en mi nacimiento también llueve hace frio que mis maderas están roídas y mi piel canela a perdido el color que la humedad se ha apoderado de mi y que hoy solo vivo para sostener portarretratos y floreros; que el día en que cubrieron mis teclas se me escapo el alma y que mi último deseo es que alguien toque en mi comptine dún autre été de yann tiersen para sentirme al lado de ella y morir en paz .
Siempre quise vivir en un lugar cálido pero nunca pensé morir entre llamas el fuego se va apoderando lentamente del lugar, la briza tibia se apodera del ambiente y mis teclas solas empiezan a moverse esta noche hay música de yann tiersen la noche es cálida y en esta nevera insipiente el calor recorre mi cuerpo mientras la música se apaga lentamente pues un piano sin música es un piano muerto.
Transcurría la mañana del sábado ocho de mayo hace ya 100 años; un trió en sol menor de clara Schumann anuncio mi nacimiento como hoy Chopin anuncia mi final. Era un día de lluvia, intenso un invierno perpetuo en Londres ; yo ya estaba concluido, pues al amanecer de ese día había sido tocado por primera vez y todo estaba bien ; sin embargo aun no le iba a pertenecer a nadie, antes estaba destinado a viajar y por eso en un enorme barco cruce el atlántico dejando atrás mi lugar de nacimiento los recuerdos de la única persona que me toco y esperando llegar a un lugar más cálido, distinto al lugar de donde venia; pues, lo poco que sentí en ese lugar fue el miedo a ser corroído por la humedad y terminar destruido bajo la lluvia.
El viaje fue incomodo, silencioso, sin música sin nada ; solo en el final cuando estábamos a punto de llegar a nuestro destino la emoción se apodero de mi y la esperanza de encontrar un nuevo hogar hizo recorrer por todo mi cuerpo el pequeño recuerdo que me quedaba de las Variaciones Goldberg al tocar puerto me sentí feliz; un instante que pareció eterno pero suficiente para sentir la briza cálida, la tranquilidad paciente y ver las puertas abiertas a un nuevo comienzo.
Me llevaron sobre una carreta hasta el lugar donde debía permanecer hasta tener un dueño; esperaba pacientemente en la vitrina del almacén como lo hacían todos; el color canela de mi cuerpo mis dientes blancos y negros; las curvas prominentes de mis piernas, los bellos acabados en mis bordes, parecieron atraer la atención del visitante un hombre muy alto distinguido al parecer; estaba en compañía de una mujer muy hermosa que por capricho más que por gusto me quería a mí. La negociación fue corta el dinero poco para mi gusto y el viaje aterrador. Suficiente había tenido con los meses en el barco para que ahora tuviera que viajar horas y horas, corriendo el riesgo de caer por carreteras falsas, caminos de herradura; arrastrado por mulas por un paisaje aterradoramente hermoso; pues si, a pesar de lo incomodo del viaje no puedo negar que lo que vi fue fantástico, verde por todos lados, aire puro como en una tarde de domingo acompañados por Franz Schubert donde todo es sonrisa , alegría y esperanza; donde todo va bien hasta que se conoce el destino hasta que yo lo conocí. La esperanza de llegar a un lugar cálido me mantuvo en pie durante los meses interminables de este caminar; sin embargo, saber que había concluido el viaje y una nevera insipiente era mi destino me lleno de tristeza me sentí en completo abandono y al igual que hoy pensé en cortarme las cuerdas, en zafarme los martillos, en romper los pedales en morir de dolor.
Sin embargo, mis intentos de suicidio fueron en vano ni siquiera funcionaron cuando tras no caber por la puerta me metieron por el balcón y yo hubiera querido caer y terminar de una vez la agonía de morir destruido por la humedad. Ganas de vivir no tenia; a pesar de estar nuevo, de tener una vida por delante, de no tener nada que perder; ya no quería nada no esperaba nada; me ubicaron en el salón de música de la escuela de artes Maestro Roberto Saviano los primeros días fueron aburridos, monótonos, casi iguales. tristes como Chopin.
Pasaron un par de semanas antes de que alguien se me acercara, tal vez me tenían miedo tal vez les parecía feo o muy grande en especial para los niños cuyas manos no alcanzaban ni una octava. pero fue una mañana de domingo después de misa cuando una jovencita de uno 12 años se me acerco deslizo lentamente sus dedos sobre mi; se sentó enfrente hiso un leve movimiento en el aire con los dedos y se entrego a las diversiones de Beethoven, el concierto para mí en do mayor: ese fue el comienzo el éxtasis los niños corrían por todos lados, los perros de vecino cruzaron la cerca, todo estaba en movimiento pronto alguien tomo un violín y todos corrían por el jardín las cosas parecían tomar color y por un momento aquella ciudad húmeda y fría pareció un cálido paraíso donde todo era posible; donde quizás las cosas no fueran tan malas y tal vez en esos dedos juveniles había encontrado un poco de paz, alegría un poco de amor.
Los dedos de ella se deslizaban a intervalos tocándome todo; lentamente como el roció se desliza por los pétalos de una flor; ella, toda completa se entregaba a los deleites de una pasión desbordada mientras yo sin oponerme alcanzaba el cielo en una explosión de notas musicales; me enamore de sus dedos frágiles, de sus ojos cerrados que se dejaban llevar por la música mientras se entregaba a los sueños y los escalofríos la invadían toda.
Nos acabábamos de conocer; sin embargo, poco a poco nos acostumbramos el uno al otro ella se llamaba Carmen su padre le había enseñado a tocar desde los cuatro años luego de que su hermano mayor demostrara no tener talento para mi ; sin embargo, la pequeña Carmen una mañana demostró su habilidad cuando la descubrieron tocando uno de los míos sin que nadie le hubiera enseñado; de esta manera el padre gasto toda su energía en la niña hasta enviarla a una de las más prestigiosas escuelas de música del país y ahí me conoció ahí la conocí.
Pronto no podíamos vivir el uno sin el otro yo esperaba en vela noches enteras la mañana en que ella iría a tocarme; pues sentir su respiración, escuchar su voz cantando algunas canciones al vaivén de mi música me hacia feliz y mi vida se reducía a ella; pasaron los años entre Mozart cuando se movían los muebles;, Schumann en la fiesta de las mascaras , Bach cuando los niños jugaban a las escondidas; Beethoven cuando ella sentía nostalgia por la distancia de su familia ; skriabin en las tardes de fantasmas y Chopin para esos días de lluvia interminables donde las Lagrimas se salen por los recuerdos y los sollozos por los olvidos.
Pasaron casi diez años de mi amor por ella; ella en realidad había permanecido en la escuela mas por gusto que por necesidad, pues debido a su talento solo le bastaron un par de años para que ese lugar le quedara corto; sin embargo, se quedo a enseñar a los otros niños lo que ella sabia; pero un día alguien me la robo, fue una tarde de viernes cuando juntos dimos un recital en el auditorio de las escuela un hombre de barba se le acerco luego del concierto y le dijo que estaba interesado en su talento le ofreció esta vida y la otra y ella estuvo dispuesta a correr los riesgos de dejar un lugar seguro y aventurarse a los caprichosos caminos del espectáculo. Y se fue
El día en que ella terminaba sus clases trajeron uno igual a mí. Yo creí que ahí terminaban mis días que ya estaba viejo aunque solo tuviera 10 años. Que era inservible más aun ahora que ella se iba, pero fue una falsa alarma, la verdad el nuevo invitado solo había sido traído para tocar una sonata a dos de nosotros como despedida a Carmen; más bien para que Carmen se despidiera junto con uno de los maestros de todos los de la escuela. Fue una noche mágica, intensa, maravillosa, una que nunca olvidare; una noche en la que se consumó nuestro amor y se juro eternidad.
Así es; se fue y la tristeza me invadió como ahora. ni siquiera la muerte era una solución pues ni en el mas allá la encontraría; pronto me descompuse y fui aparar al rincón de las cosas olvidadas, a ese cuarto que antecede a la muerte, que antecede al basurero; pasaron muchos años de olvido y como el olvido también es muerte yo estaba muerto en vida .de esta manera el otro de los míos se quedo no se qué sentiría si también se había enamorado alguna vez no me importaba no quería amigos la quería a ella.
Pasaron muchos años demasiados y un día me di cuenta que me iban a llevar a algún lado me descubrieron, me limpiaron un poco y yo pensé- si me van a votar para que me limpian- no es un gasto innecesario de energía- no sería mejor picarme y usarme para calentar el horno. Pensé muchas cosas pero para mi sorpresa no era mi fin era más bien un nuevo comienzo. me montaron en una cosa con ruedas que parecía moverse sola me llevaron a un lugar lleno de luces y sillas y luego de que uno de los mismos que me toco la primera vez me revisara y diera su dictamen médico; solo estaba desafinado. Empecé a trabajar sin paga un hombre de dedos toscos me tocaba mientras una cantante y bailarina entonaba canciones de moda y se recostaba sobre mi cola haciendo gestos provocadores. así fueron mis años siguientes no estaba con ella pero por lo menos vivía a veces los borrachos se tropezaban con migo regaban bebidas sobre mi se besaban en interminables noches de amor furtivo y yo soportaba y guardaba los secretos de estos amantes .
Pasaron los años y las cosas empezaron a cambiar, ya no había espectáculos con la bailaría ahora yo ocupaba una esquina y un hombre virtuoso me tocaba para alegrar las noches bohemias de jóvenes soñadores, ya no era un cabaret ahora era un café de literatos, de soñadores que entre mis notas debatían crisis existenciales, problemas políticos y libros recién publicados, eran los 70 y las cosas habían cambiado mucho los años encerrado en el cuarto de san alejo y los años trabajando en el cabaret ahora café habían pasado sin avisar y el mundo que conocí ya no era el miso tal vez ella ya este muerta. ya habían pasado 50 años desde aquel día en que la vi por última vez en que me toco y sentí el calor de sus dedos sobre mi ya ha pasado mucho desde que me sentí vivo.
Todo paso un 14 de septiembre de 1967, una noche como tantas yo era tocado por los virtuosos dedos de ese hombre; sin embargo, no era igual a la dulzura de los de ella, transcurría la noche con la monotonía que dan los años de siempre hacer lo mismo , cuando casi dormido con la mente distraída sentí el desliz de algo conocido, observe aquellas manos ajadas y arrugadas y sentí nostalgia una tristeza me invadió reconociendo aquella forma de tocar tan maravillosa; era ella los años ya le pesaban y casi era torpe al tocar pero ella era inconfundible me había encontrado o yo a ella, no lo sé; el caso es que desde entonces iba a tocarme frecuentemente o simplemente a ver como otro me tocaba fueron así pasando muchas noches en medio de la felicidad de tenerla cerca, así fuera unos minutos, un momento; solo era tenerla cerca.
El tiempo paso y poco a poco siguió viniendo menos, yo lo entendía estaba vieja ya no caminaba ni se animaba a tocarme, solo pedía que la llevaran allí a verme a escucharme así fuera un minuto en la mañana o de pasada en la tarde; pues en la noche los dolores en las piernas ya inservibles no la dejaban.
Pero un día no volvió, nunca más volvió; ya han pasado 12 años 3 meses 7 días y 11 horas desde que supe que murió a sus 100, los mismos que tengo yo por eso se que no viviré mas que no tendré que cortarme las cuerdas ni partir los martillos que al igual que ella moriré mañana al amanecer cuando cumpla 100 años de emprender este viaje; que al igual que en mi nacimiento también llueve hace frio que mis maderas están roídas y mi piel canela a perdido el color que la humedad se ha apoderado de mi y que hoy solo vivo para sostener portarretratos y floreros; que el día en que cubrieron mis teclas se me escapo el alma y que mi último deseo es que alguien toque en mi comptine dún autre été de yann tiersen para sentirme al lado de ella y morir en paz .
Siempre quise vivir en un lugar cálido pero nunca pensé morir entre llamas el fuego se va apoderando lentamente del lugar, la briza tibia se apodera del ambiente y mis teclas solas empiezan a moverse esta noche hay música de yann tiersen la noche es cálida y en esta nevera insipiente el calor recorre mi cuerpo mientras la música se apaga lentamente pues un piano sin música es un piano muerto.
POR: ANA MARIA MEDINA SUAREZ
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